Conocer chicas por Internet suma discreción a la relación

Ser un amante o tener un amante virtual; es algo mágico, surrealista, una fantasía que solo será realidad en su cabeza, pero definitivamente algo muy inquietante, alucinante, solo las personas que lo viven, puede dar fe de ello, es una situación, donde a pesar de no ser real, se vive, se siente y se goza al máximo la experiencia, tanto o más que en la vida real. Porque las relaciones virtuales, se basan en la espontaneidad, desinhibición, los amantes, luego de cierto tiempo se atreve a decir, a compartir muchas cosas, que ni a su pareja sería capaz de confiar, es una relación muy abierta, sin tabúes, ni prejuicios, con mucha libertad.

Las relaciones virtuales, están llenas enigmas, que la gente decide ir descubriendo poco a poco, pues esto hace que la relación sea más divertida, llena de misterios e interrogantes, es realmente emocionante, excitante y muy interesante experimentarla. La infidelidad, no es una cosa nueva en nuestra sociedad, ni mucho menos, la gente, es infiel desde hace mucho tiempo antes de que tan si quiera se inventara el Internet, en lo que si han influido las redes sociales, es que este, es un medio de anonimato, bastante confiable, oculto, que difícilmente llega a ser descubierto por terceros,  se vive en la más estricta discreción, claro está, que así se trata de una  relación virtual, de igual forma puede ser vulnerada en algún momento, más en el caso de que la tercera persona tuviera ciertas sospechas de infidelidad, por ello es muy importante la actitud y el compartimiento del infiel, sea el apropiado para no levantar  ningún tipo de sospechas y pueda vivir su infidelidad despreocupadamente.

Tener una amante virtual, es una situación de suma cuidado, no se debe llevar a la ligera, se debe actuar con mucha cautela, precaución, es importante cuidar cada detalle, porque si bien, es cierto, que es virtual, estas relaciones, pueden llegar a afectar la relación con su pareja, tanto o más que una de la vida real, porque estos amantes virtuales, llegan a intercambiar muchas emociones, sentimientos, intimidades, a vivir momentos muy intensos, apasionados, y llenos de adrenalina, cosa que a veces no sucede con una relación de infidelidad real, meramente sexual, donde no se involucran los sentimientos, solo vive el momento y nada más.